La primera experiencia condujo a quienes habitan diariamente las calles de la bella ciudad, a construir nuevas carreteras camino a la mediación; los de la rusa – mediadores – tomaron en lugar de ladrillos pliegos de papel, en lugar de palas y picas lápices y marcadores, el hormigón un fuerte acero inoxidable fue sustituido por las sensaciones de una memoria imaginada y en lugar de una edificación vertical una construcción hacia la horizontalidad.
“La torre del reloj, el Bosque, Getsemaní, Donde Fidel, La Habana”, fueron algunos de los lugares donde se inició la construcción de la bella ciudad que muchos denominaron “un punto de referencia, un lugar de encuentro, vida, territorio, la ciudad que sentimos”; además, existen en esa ciudad muchos lugares que nos hacen parte de lo que somos, cultura, vida y población, lugares para “compartir ideas”, lugares “llenos de colores dispuestos para la colectividad, la integración, para conocer personas y compartir culturas”, lugares de “descanso, paz y privacidad”, lugares como la “Taberna de Ceci”.
Por último se construyeron a partir del juego -teléfono roto- las redes de comunicación de la bella ciudad y la primera prueba no se hizo esperar; Songo le dijo a Morondongo “Orosimbocañafleo delas mercedes del santísimo santuario del altar” Morondongo le dijo a Bernabé “Santuario de las Lajas” Bernabé le dijo a Muchilanga “La mediación es un proceso de acción” y Muchilanga sin la Burundanga le dijo a todos “LA MEDIACIÓN ES LA EXPRESIÓN DEL AMOR”.