Sobre el suelo un papel en blanco a la espera de ser transformado en el vínculo de la experiencia, imaginarios dispuestos a encontrarse materializados en su afán por contar historias, expresar emociones y construir afectos. Para el mediador samario su macro ciudad es una compilación de culturas que hacen de ella un territorio diverso, en convivencia…
Transcurrió la mediación y lo macro -desde su cartografía- transfiguró aquel territorio a su expresión micro, develando los “terruños” invisibles ante el ojo cotidiano; espacios únicos, íntimos, tranquilos y sólo evidentes en la exploración interna de la ciudad, esa otra ciudad.
¿Qué acción? ¿Para quién? ¿Con qué fin? ¿En dónde?, fueron éstas las preguntas que activaron el pensamiento mediador, característico por ser divergente, incluyente, dinámico, elocuente, fugaz, lateral, provocador, sensible, diligente y ante todo humano.